El nombre de mi rosa

viernes, 25 de enero de 2008

Me emociona mucho cuando en alguna parte de una lectura descubro el lugar preciso (y no obvio) de donde sale su título, me hace pensar que todavía importan los significados, que una breve línea puede esconder la fuerza necesaria para detonar todo un acontecer.

Sé que me pasó con El nombre de la rosa, pero justo ahora no me puedo acordar cómo es. Sí tengo claros en este momento otros dos que explican por sí mismos y mejor lo que quiero decir:

En Morirás lejos, de José Emilio Pacheco, el personaje que espía desde la ventana al hombre que se encuentra afuera (del que piensa que está ahí espiándolo a él, que ha venido a cobrarle sus crímenes cometidos, sus deudas, su pasado en distintos lugares del mundo) recuerda más allá de la mitad del libro que en un país remoto del que se encuentra ahora na mujer que le habló de su futuro pudo decirle sólo dos palabras: "Morirás lejos", al personaje, al espía espiado y perseguidor perseguido algo que no se dice se le revela con ese recuerdo, con el vaticinio de las dos palabras, a mí me recorre algo por la espalda, como frío, como emoción, algo se me revela a mí.

En Palinuro de México, de mi moribundo favorito, paginas y páginas después del inicio, Palinuro, o más bien su yo que narra en tercera persona, comienza un discurso largo y palinurezco, lleno de juegos de palabras e ideas que vienen de nada y se van sn aviso, en el que en cierto momento y despistadamente recuerda los deseos (con la seguridad de cumplirlos) del personaje, eterno estudiante de medicina, de algún día llegar a ser tan grande que la tierra se honre de él, que su nombre sea recordado pegado al lugar donde nació, como Francisco de Asis, como Teresa de Calcuta: Palinuro de México, sería él.

Pienso que alguna vez encontraré la línea que de golpe revele todo mi sentido, que me dé razón, y aunque no, siempre valen la pena estas cosas sólo por tener ese escalofrío que me recorre cuando encuentro las palabras que me hacen sentir que en ese justo momento, sin previo aviso, de golpe y porrazo, recibí una gran revelación.

1 comentarios:

Sólo Soy Un Ojo dijo...

Yo aun no leo Palinuro, aun no me siento perdonada por la libreria donde encargue otro libro y jamas lo fui a buscar.
Respecto al libro de Eco, soy una naca, ese libro no me gusto, pero soy fan del libro Apocalipticos E Integrados.

Yo alguna vez tuve la gran revelacion de que la palabra decepcion engloba mi sentido de la vida.

 
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