domingo, 30 de marzo de 2008
Mi combinación de palabras favoritas es, por mucho y desde hace mucho, Impecable y Diamantina. Pero hay otras grandiosas también, para qué la pretensión de acaparar. Me gusta sobre todo Crimson and Clover. Luego están las palabras sueltas que también son muy bonitas. De esas me gusta mucho obnoxious, y antes me gustaba decir que me gustaba sin saber qué quería decir, pero aunque no soy gato la curiosidad me mata y ya fui a buscar. Independientemente de para qué sirva me sigue gustando. Hay otras grandiosas, las que suenan a algo, y más aún, que esa idea que generan al pronunciarlas encaja bien con lo que refieren o al menos con algo de ello. De ahí el ejemplo rábano. Ésa me suena a croc croc croc, como si al decirla algo crocara en el vibrar de la lengua, como croca un rábano entre los dientes. Si el rábano está aguado no. Hay que hacer el súper más seguido.
Cuando haces el súper en WalMart puedes, además, entretenerte en el botadero de películas de entre 15 y 30 pesos. Yo ahí compré Escalofrío, que en la elegancia acostumbrada de la traducción fue como decidieron que debería venderse Wendigo en español. Luego la vi y no me gustó. Además el protagonista es el niño orejón que es el hermano más chico de Malcom en Malcom, pero bueno, es que la portada se parecía a una escena de The Blair witch project y además mi papá la pagó.
De todos modos valió la pena porque Wendigo es una palabra grandiosa que, en otro caso, jamás hubiera podido usar. Gracias película. Y en todo caso, lo bueno de todo lo malo, es que nada más la compré una vez.
Isis, por su parte, la compró, la vio y, no tengo claro por qué (que nos cuente, que nos cuente), luego se la volvió a encontrar en una tienda y la compró otra vez, pero quizá eso le dio razón para decir Wendigo más que yo. Lo que me recuerda al post de ganarse la lotería dos veces, que podría ser la historia de su vida (de Isis), y ya hasta me dio envidia. Méndigo Wendigo. Ganó, ganó, la suerte le tocó.
